Uno de los principales problemas a los que se están enfrentando países de todo el mundo, incluido Argentina, debido a la pandemia del COVID-19, es la saturación de las instituciones médicas para tratar a pacientes con la enfermedad. El sistema de salud en las principales ciudades del mundo se ve afectado y muchas veces desbordado, teniendo que tomar medidas estratégicas donde la Internación Domiciliaria es una herramienta que cobra protagonismo.
Claro está que en los países no desarrollados esto es mucho más grave ya que no están dadas las condiciones para hacer frente a una pandemia de esta magnitud. Infraestructura y cantidad de profesionales disponibles son algunos de los problemas que las instituciones médicas del sector público y privado están afrontando.
Las estrategias que se han implementado para que las instituciones de salud optimicen la disponibilidad de camas institucionales son las siguientes: abreviar el tiempo de internación (cuando las condiciones del paciente lo permitan), reprogramar cirugías y procedimientos diagnósticos que no sean urgentes, agilizar las externaciones, optimizar los controles domiciliarios post alta, y fomentar la asistencia y la internación domiciliaria de los pacientes.
Por este motivo, la internación domiciliaria es el principal aliado para la desaceleración del colapso en las instituciones. Esta situación demuestra la utilidad de este sistema, que permite la continuidad del tratamiento, recuperación y rehabilitación del paciente en un ambiente seguro, siguiendo las medidas de seguridad necesarias para prevenir el contagio y las indicaciones medicas al momento del alta.
La Internación domiciliaria es una modalidad de atención de la salud, mediante la cual se brinda asistencia al paciente-familia en su domicilio. Interviene un equipo multiprofesional e interdisciplinario cuya misión es: promover, prevenir, recuperar, rehabilitar y/o acompañar a los pacientes de acuerdo a su diagnóstico y evolución en los aspectos físico, psíquico, social, espiritual, manteniendo la calidad, el respeto y la dignidad humana. El abordaje es integral. El paciente, independientemente de la enfermedad que sufra, una vez internado en su domicilio, recibe la misma atención médica cualitativamente hablando que recibía en la clínica, sanatorio u hospital, siempre y cuando, el tratamiento indicado para esa enfermedad lo permita.
Además del tratamiento médico especifico, el tratamiento nutricional es un aspecto importante a considerar. La nutrición participa de manera relevante en la recuperación y evolución clínica, de acuerdo a la patología presente y al motivo de la internación. Es importante que el paciente sea dado de alta con un diagnóstico nutricional adecuado, para poder luego realizar el seguimiento y control nutricional específico en el domicilio. La mayoría de los pacientes se van de alta con indicación de alimentación vía oral, con las pautas y plan alimentario adecuado a su patología. En aquellos casos en los que su ingesta es insuficiente para cubrir sus requerimientos nutricionales es necesaria la indicación de instaurar el soporte nutricional, mediante un suplemento vía oral o, si no es posible, a través de nutrición enteral. En este sentido, el sistema de internación domiciliaria contempla estas situaciones, facilitando el acceso a estos productos, así como también a través del seguimiento nutricional del paciente a través de un licenciado en nutrición.
La estabilidad emocional también es muy importante al momento de cursar una enfermedad y recuperarse de la misma. El paciente debe sentirse contenido y estar en un ambiente óptimo que lo ayude a mejorar su situación. La internación domiciliaria cumple con creces este aspecto ya que el paciente además de estar en contacto en todo momento con los médicos encargados de monitorearlo, está en su casa con su familia y las personas de su círculo íntimo. Restituir la dinámica del grupo familiar tiene un impacto positivo directo en la psiquis y recuperación del paciente. Sobre todo, en estos casos en donde el paciente con COVID-19 se encontró aislado durante varios días en la institución médica, sólo y sin compañía, con miedos y angustias: el afecto y compañía de sus seres queridos se revaloriza. A su vez, es una forma de proteger a los familiares de la exposición que implica asistir a las clínicas u hospitales para visitarlo.
Económicamente hablando, la internación domiciliaria está incluida dentro del Plan Médico Obligatorio (PMO), y el paciente no debe afrontar ningún costo adicional ya que lo cubren las obras sociales y las prepagas. Por otro lado, para los prestadores de salud, los costos son menores que en la internación hospitalaria.
Desde Best Care entendemos que en un tratamiento lo fundamental es el paciente y su bienestar. La persona enferma debe recibir lo mejor en calidad médica y humana. La internación domiciliaria garantiza eso y además contribuye a la lucha frente al COVID-19, favoreciendo la disponibilidad de camas en las instituciones médicas para quienes lo requieran con mayor urgencia.