Reduce los traslados, alcanza a personas de zonas alejadas, ahorra costos y optimiza tiempos.
La crisis epidemiológica que planteó la pandemia también creó oportunidades, aceleró procesos y estimuló el funcionamiento de nuevas herramientas. Aquello que hubiera tomado años de desarrollo, urgido por la necesidad, se volvió posible en el corto plazo.
Es el caso de las consultas de telemedicina en pacientes que requieren tratamiento por sus patologías neurológicas crónicas.
A menudo disminuidos en sus posibilidades de traslado, la conexión a través de dispositivos digitales con aquellos profesionales que acompañan su recuperación, ha resultado un enorme hallazgo.
Por un lado permitió la continuidad de los tratamientos en curso, por el otro favoreció los diagnósticos y el rápido accionar sobre los nuevos casos detectados. En todas las circunstancias acortó las distancias y abrió un nuevo canal de contacto eficaz y siempre disponible con los pacientes. Además, permitió la vinculación y las interconsultas entre profesionales a fin de preservar el trabajo en equipo -incluso en un contexto de distanciamiento social- un factor clave para el abordaje interdisciplinario de la salud.
La implementación de la telemedicina en programas de neurorrehabilitación también aporta una ventaja desde lo contextual: la facilidad de acceso para la atención más allá del ámbito hospitalario, en un entorno más ecológico y “real”, donde se pueden detectar nuevas limitaciones y evaluar la eficacia de las intervenciones con relación a las actividades de la vida diaria de los pacientes. El paciente se rehabilita en el entorno donde debe desenvolverse habitualmente, con desafíos y objetivos muy concretos a sobrellevar.
No sólo en pacientes adultos la implementación de la telemedicina ha mostrado buenos resultados. En pediatría, y en particular en el abordaje de niños y adolescentes con discapacidades del desarrollo y conductuales, es una herramienta eficaz y valiosa.
Durante esta crisis, los cambios de rutina han sido especialmente perturbadores para chicos con trastornos del neurodesarrollo y también para sus familias. En estas circunstancias, la telemedicina ha resultado útil de varias maneras, desde la administración de la medicación hasta el alivio del estrés de los padres, un punto crucial durante la pandemia. Frente a este panorama de evaluación del primer año de pandemia, se desprende un horizonte prometedor, que seguramente permitirá desarrollar programas interdisciplinarios de telerehabilitación con actividades personalizadas, pautadas por los terapeutas de manera segura, controlada y manteniendo la privacidad de los pacientes.